27-01-2023
Con total determinación, los senderistas de Biziondo afrontamos una jornada fría, de aguanieve; obstinada como el conjunto de participantes (19 hombres y 23 mujeres) que acudimos hoy, viernes 27 de enero, al Municipio de Araotz.

A las 8 de la mañana se pone en marcha el autobús que desde Durangaldea nos traslada a la demarcación de Oñati; completado el recuento de asistentes, Mikel, nuestro instructor, describe las dificultades que entraña el terreno y las precauciones debidas. ¡Advertidos estamos! El paso corto y la vista larga, como los pingüinos. Entre tanto, desde la comodidad de nuestros asientos, percibimos la bruma blanquecina que envuelve los Montes del Duranguesado y la Peña de Udalaitz; tras el pausado ascenso al Alto de Kanpazar, cruzamos la barrera que nos revela, la comarca del Alto Deba. (Debagoiena). Nos acercamos a las inmediaciones de Oñate, obviamos el núcleo urbano, para seguir la señal que nos guía a la carretera de Arantzazu, en el cruce de caminos, el desvío que desciende hacia la derecha: el núcleo del Valle de Araotz; (Parque Natural de Aizkorri – Aratz). En la plaza del municipio queda aparcado el autobús que nos llevará de vuelta.
Desde esta localidad, iniciamos el ascenso hacia las Cuevas de Arrikurutzeta. A medio trayecto, nos acercamos al punto de partida, descendiendo hasta las cercanías de un puente y un embalse. Desde aquí, continuamos primero, el camino, en ascenso, para continuar, después, por un sendero paralelo al cauce. A medida que avanzamos percibimos un escenario de barrancos, de desfiladeros, de montañas rocosas, como el suero clínico, horadando gota a gota el paisaje. La fascinación de esta ruta circular, fluye al compás de nuestros pasos, por una carretera agazapada en el abismo. Seguimos avanzando por este camino hasta alcanzar el desvío del barrio de Araotz.
Antes de subir a Arrikurutzeta, una parada en el Pórtico de la Iglesia de San Miguel y su bolatoki. Nuestro compañero Víctor echa mano del retrovisor, con una reseña del valor de este conjunto arquitectónico y de la historia de aquel polémico explorador Lope de Aguirre, envuelto en verdades, medias verdades, fake news o zurrumurrus. Por una pendiente pronunciada, nos acercamos a nuestro objetivo: El ojo de Aitzulo, un túnel natural que atraviesa la montaña hasta su pared norte: ese ojo que desde la carretera hacia Arantzazu lo veíamos en una gran pared…. Hoy, desde la cercanía, lo observamos sin poder vislumbrar su mirada.
Acabada la sesión de fotos, (¿Postureo?) abandonamos el lugar, no vaya ser que la corriente de aire nos empuje al ojo del precipicio. Vista la belleza del valle, desde este punto podemos intuir las hermosas vistas que desde la cumbre de Orkatzategi, hubiéramos podido disfrutar.
Desde el camino de piedra y barro, bajamos la pronunciada cuesta, sorteando el terreno resbaladizo, hasta llegar al camino asfaltado que nos guía hacia el barranco de Jaturabe. Por el desvío que sale del margen de la carretera, subimos las escaleras de acceso a la caverna. Empotrada en la pared, las ruinas de lo que fue Serora Etxea e incrustada en la cueva la Ermita de Sandaili. En el interior, la ermita dedicada al Santo cuyo nombre “singulariza a la cueva. Una vez referidos por nuestro compañero Víctor los ritos y leyendas que envuelven al tenebroso lugar, regresamos al parking de Araoz, siguiendo la música del río entre, charcas, canales, presas, saltos de agua, molinos…etc. Llega la hora de comer. “En un santiamén” ventilamos el menú, (Refranero: tripa de pobre antes reventar que sobre) y prolongamos la sobremesa en un clima de charla amena, buen humor y cánticos (habrá que revisar el repertorio. ¡Ejem!) Salimos del restaurante, hacemos una rápida visita al Santuario, corremos al autobús, huyendo del relente, y regresamos a nuestras casas.
«Se acaba el día y se acabó la romería» ¡Hasta la próxima! ¿Txitxiburduntzi?