31-01-2020
Espléndida mañana de viernes para navegar a contracorriente. Desde la desembocadura del río Nervión_Ibaizabal, (24 de enero 2.020) hacemos la ciaboga y dirigimos el rumbo hacia a “su nacimiento”, al Salto del Nervión. Con el autobús, al completo, iniciamos la excursión. Acomodados los 72 pasajeros, (31 mujeres y 41 hombres) escuchamos atentamente las indicaciones de nuestros expertos senderistas: Víctor nos describe los aspectos más significativos de la Ciudad de Orduña: el campo de concentración con más de 50.000 prisioneros, instaurado por el régimen franquista en la sublevación del 36; así como la ubicación estratégica de esta localidad; cercana a la Meseta Castellana. Por razones técnicas y de seguridad, nos comunica Mikel que se modifica el itinerario previsto: los conocedores del terreno, de común acuerdo, deciden reemplazar la ruta de partida : Orduña-Monte de Santiago por Berberana-Monte de Santiago. Salimos de la autopista, y desde la ventanilla del autobús observamos el paisaje rural “imprevisto “: Pobes, con su puente sobre el río Baias; Salinas de Añana y su ancestral fábrica de sal; Espejo y el bosque de encinas, los campos sembrados que relucen bajo el sol…y Berberana. Desde esta localidad burgalesa iniciamos un recorrido que nos ha permitido disfrutar de una paraje rico en por su patrimonio histórico-natural .(Acceso a las fotos)
Comenzamos la marcha por un camino, cómodo de transitar , que nos conduce hacia el Mirador Salto del Nervión. A pocos metros de este Mirador desvìamos ligeramente la ruta, para conocer los restos de una antigua lobera, construida con muros de piedra para que los lobos cayeran al foso. Frente a esta ancestral trampa nos agrupamos para la foto oficial, algunos compañeros posan junto a la escultura que preside dicha lobera; no sabemos si para mostrar su” trofeo “en Instagram ( Kontuz! Que los envidiosos son malos compañeros de viaje) o , tal vez, para emular a Rodríguez de la Fuente en aquella formidable serie El hombre y la tierra. Avanzamos, pues, por el camino del Mirador, y en poco tiempo, descubrimos el asombrosos paraje; el tramo más espectacular del recorrido de hoy, El Salto del Nervión , con unas vistas de vértigo , no aptas para los que padecen acrofobia. Desde el balcón del abismo intentamos divisar la cascada de más de 200 metros de caída. ¡Nada! ¡Ni siquiera un hilito en el cortado! Recordemos aquel popular dicho : Lo mejor es enemigo de lo bueno, no fuera a suceder que persiguiendo “lo mejor” nos olvidemos de aprehender ( ¡ Sí!, con hache ) cuanto de bueno ofrecen las maravillosas vistas de este privilegiado habitat.
Recorremos el Monte Santiago “en fila india”, (Desconozco si el término es políticamente correcto ) siguiendo las instrucciones , bien precisas, indicadas en el viaje. Avanzamos por el estrecho camino de piedras y barro; el bosque de “árboles plateados»,¨(acompañados en su vejez por el muérdago) al lado izquierdo , y el precipicio a la derecha ; de trecho en trecho ,los carteles oficiales: PELIGRO/NO ASOMARSE. Los compañeros, en estado de alerta , no fuera a suceder, que algún aficionado a la dinámica ,experimente La Ley de Newton , sin haber firmado sus últimas voluntades. Dejemos a un lado el humor negro , y concentrémonos en el camino: La pendiente es moderada, pero en algunos tramos se complica por los escalones de piedra que nos obligan a alzar el paso. Poco a poco el camino se ensancha, hasta que hacemos cumbre , adentrándonos en el bosque de hayas, cuyas curiosas formas invitan a la ensoñación. En pocos minutos, llegamos al Mirador. Desde su balcón, “a vista de pájaro”, contemplamos el amplio Valle: la Villa de Amurrio con su iglesia de pronunciada torre, algún que otro rebaño de ovejas, el abrevadero…. y en la lejanía, Orduña y ¡Cómo no ! su Virgen , inamovible en la Peña; tras el descanso, para cumplir con el almuerzo; recogemos las mochilas y vamos descendiendo, de esta cima tan singular. Completamos el circuito por una pista que entraña menos riesgo ; dejamos atrás el hayedo , evocador del Bosque Animado; y desde el Parking del Refugio, con cierta pereza ,favorecida , sin duda, por la insólita climatología, (Eskerrik asko, Gure Sorgintxo!) nos despedimos del entorno con una asignatura pendiente: La Cascada.
En el viaje de regreso, revisamos la agenda: Koldo nos recuerda el título de la charla programada para el martes en el Centro de Mayores de Durango: Cultura Moderna. Aprender Viajando; así como algunos detalles, relacionados con la colaboración en campaña de recogida de alimentos de la Asociación río de Oro.
¡Compañeros de Abadiño! Os requieren en la salida del viernes “ Abadiño jaixetan”, así lo han decretado nuestros jefes.
En la Naturaleza , de la que somos “arte y parte”, observamos un perfecto paradigma de la jerarquización en las organizaciones sociales. Basta un ejemplo, en el proceder de los ríos para comprobarlo:
“ Los ríos pequeños llevan sus aguas a los ríos mayores, de los cuales son afluentes o tributarios. Los ríos que reciben el aporte de otro u otros, a su vez también pueden ser afluente de un río más grande, y así sucesivamente, hasta que el agua de ríos pequeños y grandes logra llegar al mar. “ ( Agua que corre y agua guardada Icarito html)
NERBIOI: El encuentro y fusión de los arroyos Iturrigutxi, Ajiturri y Urieta, nacidos entre las sierras de Gillarte y Gibijo, protagoniza su origen, a una altura de 800 metros sobre el nivel del mar. Antes de su confluencia con el río Ibaizabal, ( en Basauri ) los aportadores del Alto Nervión son el río Altube, el río Orozco, el río Zeberio, el arroyo de Zollo, el arroyo de Aldaikoerreka y el arroyo de Aspiuntza. Luego se le une el Ibaizabal, que se estima como su principal vertidor por el lado derecho, siendo el río Nervión su afluente, en cuyo caso pasaría a denominarse Nervión_Ibaizabal. El aspecto de las pequeñas rías al desembocar el río Nervión, es igualmente adoptada por los tributarios de la ría de Bilbao. Arroyo de Bolintxu, el Cadagua, que obtiene los subafluentes: rios Pantano, Ordunte, Herrerias……etb.
¡ Buf , que nos ahogamos! Todo un alarde de “memorización acuática”, digna de aquella memorable Enciclopedia Álvarez que durante la dictadura franquista tuvimos ocasión de experimentar.
¡ Mucha agua y poca gabarra! Agur!